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¡Código tentaciones activado!

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¿Dulce o salado? ¿Dulce y salado? ¡Qué rico está todo!

  • La galletita que me sirven junto con el café.
  • La rodajita de chorizo que nos ponen para picar mientras esperamos a que nos atiendan en la carnicería.
  • Los cacahuetes que acompañan la cerveza del aperitivo.
  • El caramelito que cogemos de la cesta que está junto a la caja del supermercado mientras esperamos a que nos cobren.
  • Las croquetas que me pone mi madre en un táper para llevar a casa.
  •  …

Suma y sigue. Cuántas cosas ricas. Ya sean dulces o saladas. Todo rico y tentador. Si no a diario, sí muy a menudo.

Tentaciones en las que caer o tentaciones a las que resistir.

Tentaciones

Según un famoso escritor, la única manera de librarse de una tentación es caer en ella. Bonita frase. Suena muy bien. Claro que el autor no se refería a las tentaciones a las que nos enfrentamos hoy en día cuando queremos adelgazar, por no hablar del sentimiento de culpabilidad que genera. Si ese hubiera sido el caso, es más que probable que hubiera escrito esta otra frase:

«la única manera de librarse de una tentación es evitarla».

No tentación, no riesgo de caer en ella, no arruino mis propósitos, no tengo sentimiento de culpabilidad. ¡Genial!

Y es que mi cuerpo no entiende que yo solo haya pedido el café (y no la galleta), que yo he ido a la carnicería a comprar unos filetes (y no a comer chorizo), que yo la cerveza me la hubiera tomado en todo caso con un pincho (y no he pedido el pincho pero los cacahuetes me los he comido), que los caramelitos ni me van ni me vienen (solo que ya que estaban a mano…), que yo solo iba a llevarle a mi madre el paraguas que se dejó en mi casa ayer… Sin yo ir a buscarlo, resulta que he acabado comiendo esas cosas que me han tentado. Me han tentado y he caído en la tentación. Cuando lo que yo quiero es precisamente lo contrario, no caer en ella.

Y, ¿cómo hago para manejar las tentaciones?

Manejo de tentaciones

  • Cuando me sirvan la galletita con el café, la aparto inmediatamente.
  • Cuando vaya a la carnicería y vea las rodajitas de chorizo en el mostrador, me pongo a esperar en un sitio en el que mi mano no llegue.
  • Y así, con todo el resto.

Tentaciones a las que tengo que adelantarme para poder manejarlas en mi beneficio:

  • ¿Que llego a casa después de trabajar y me encuentro con que en la cocina está el pan recién horneado? Voy directa al frutero y me como una mandarina.
  • ¿Que mi amiga me dice, chica, vamos a comernos un cruasán a medias que total, luego con no cenar lo arreglamos? Le digo que ¡buf! tengo el estómago fatal.
  • ¿Que mi madre me ofrece una croquetita que según ella esto qué te va a hacer? Claro, a la que no le hace nada es a ella que no está a dieta para adelgazar y no entiende la importancia de las cosas pequeñas…
  • ¿Que en el restaurante me traen la carta de postres para elegir? Ni la miro, y pido directamente el café..

Yaaa. ¡Cuántas tentaciones! Porque hacer la dieta en sí no me cuesta. Como bien, lo que como está rico, no tengo que pesar las comidas, no paso hambre, como mejor de lo que comía antes y no solo adelgazo sino que me encuentro mejor.

Dichosas tentaciones. Las tentaciones están por todas partes, hasta donde menos se las espera. Algunas incluso tampoco tan ricas. Así que alerta, «modo on»: ¡Código tentaciones activado!

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