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¡A desculpabilizar toca!

¡Cuántas veces cargamos con la «losa» de la falta de fuerza de voluntad! Cuando estamos haciendo una dieta para perder peso y «caemos en una tentación», es lo primero que nos viene a la cabeza, «qué poca fuerza de voluntad tengo». Y, hala, a cargar con esa «losa» y todos los sentimientos negativos que nos asaltan: soy un desastre, es que no tengo fuerza de voluntad, ya que me he salido, pues ya de perdidos al río. ¿Os suena?

¿Pero, realmente es falta de fuerza de voluntad?

Según la Doctora en Psicología de la Universidad de Minessota, Traci Mann, hay un mito en torno a la fuerza de voluntad y es, que la gente con sobrepeso tiene poca fuerza de voluntad y la delgada mucha y por eso están delgados. Según este mito podrás adelgazar si tienes mucha fuerza de voluntad y no podrás si careces de ella. Todo el mundo le echa la culpa a la fuerza de voluntad (pues no comas eso, te dicen. Yaa, no es tan fácil).

El problema es que si estoy a dieta para adelgazar, sólo un pequeño lapsus echa por tierra todos mis anteriores esfuerzos. Sin embargo, en otros contextos el autocontrol está más altamente relacionado con el éxito.

Imagina que estás en una reunión y alguien trae una bandeja de pastelitos. Según Mann, primero te resistes a coger uno cuando los traen, y luego te sigues resistiendo cada vez que los ves, es decir, no sólo hay que controlarse una sola vez sino muchas; además, cada vez que te resistes es más difícil, porque parece que lo del autocontrol es un recurso limitado. Ya es asombroso resistirse 19 veces, ¡qué gran fuerza de voluntad!, pero a la veinteava, vas y caes: 19 de 20 en cualquier otro contexto está fenomenal, pero una vez que ya comes un pastelito no valoras las ¡19 veces anteriores que has resistido la tentación!

De 20 pulsos echados, 19 han quedado en tablas y 1 el demonito le ha ganado al angelito

Después de todos tus esfuerzos, el resultado ha sido el mismo que si hubieras comido el pastelito nada más traerlos. Fíjate que el resultado sería el mismo….pero sin el añadido de la culpabilidad esa de la que os hablaba antes: falta de fuerza de voluntad, desastre, etc (pero claro, parece que la fuerza de voluntad no es ilimitada).

Si lo comparamos con un estudiante preparándose para un examen, dice Mann, lo que tienes que controlar es el prestar atención al estudio en vez de parar y hacer algo más divertido, así que si estás estudiando y tienes un momento de debilidad y paras un rato y te vas a ver la tele, vale, pierdes 10 ó 20 minutos de tiempo de estudio pero todo lo que habías estudiado hasta entonces sigue ahí, no se ha fastidiado.

Según Roy F. Baumeister (también Doctor en Psicología), si estás a dieta, evitas desayunar un bollo, pero luego si en el trabajo tienes un día intenso de toma de decisiones, es mucho más difícil resistirse a ese mismo bollo. Parece que el autocontrol se va agotando (depleción del ego). Actualización en el artículo: ¿Y si no fuera tengo que poder?

Esta depleción del ego está relacionada con los niveles de glucosa. Los actos de autocontrol reducen los niveles de glucosa y parece que el aporte de glucosa mejora el autocontrol (por lo que es importante hacer una dieta adecuada para evitar altibajos en la glucosa).

También es verdad que el autocontrol se puede mejorar, como los músculos que se desarrollan con el ejercicio habitual. Incluso actividades un poco tontas como cepillarse los dientes o abrir la puerta con la mano no dominante contribuyen a mejorar el autocontrol. La práctica habitual de ejercer control deliberado en tus acciones mejora el autocontrol.

Sí que es verdad que el autocontrol puede ayudar con una dieta, pero el tema del sobrepeso y de la obesidad es un puzzle muy muy complejo y el comportamiento personal es sólo una de las piezas.

Así que en vez de culparnos tanto, sería mejor no intentar ser Superman poniéndonos todo el día a prueba delante de tentaciones, y evitar las que podamos.

Evidentemente habrá situaciones de las que no nos podamos escapar, pero ¿y si en vez de pasar por delante de esa pastelería, tienda de chuches o lo que sea que me vuelve loco me voy por la calle de al lado? Así no tengo que luchar en contra de: ¿entro y me compro el pastel?

O, a veces es mejor utilizar una estrategia para, en lugar de estar continuamente resistiendo ante la bandeja de pasteles, ¿igual merece la pena cambiar el enfoque y que sea yo el que decida: vale, me voy a comer un pastelito al final de la reunión, y así ya no me autocastigo con la culpa y lo que ella arrastra?

Aquí tenéis los enlaces relacionados con este tema:

http://www.apa.org/monitor/2012/01/self-control.aspx

http://nymag.com/scienceofus/2015/05/willpower-is-the-wrong-way-to-think-about-weight.html?utm_content=buffer41de1&utm_medium=social&utm_source=facebook.com&utm_campaign=buffer

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  1. […] ¡A desculpabilizar toca! […]

  2. […] ¿Que por qué lo puse en el blog? Para acompañar a esas personas que viven bajo una coraza un sufrimiento que resulta ajeno para los de alrededor. Porque desgraciadamente no son casos raros, y a veces van unidos al sobrepeso pero otras veces no. Porque hay mucha gente (sobre todo quien jamás ha tenido problemas de peso) que piensa  que adelgazar debería ser sencillo: No comas de esto, come menos, muévete más y ya está. A ver esa fuerza de voluntad… ¿Acaso en otras facetas de vuestra vida carecéis de fuerza de voluntad? (pinchando aquí podéis leer el artículo: ¡A desculpabilizar toca!) […]

  3. […] Pinchando aquí podéis leer ¡A desculpabilizar toca!, porque no es sólo cuestión de fuerza de voluntad. […]

  4. […] Presta atención a tu alimentación: Apuesta por tu salud                                               ¡A desculpabilizar toca! […]

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