, , ,

Mi «querido» demonito:

Nutricionista Dra. Silvia Zuluaga Dietética y Nutrición Médico dietas adelgazar peso kilos mesoterapia Donostia San Sebastián Éibar Irún

Mi «querido» demonito:

Cuando estás plácidamente dormido, ni me acuerdo de ti, pero cuando te despiertas… tu presencia se hace tan fuerte y dominante que es a mí a quien duermes.

El demonito

Hay personas que en cuanto oyen hablar del «demonito interior» saben perfectamente que me refiero a ese impulso para comer y comer de más. Y además, de propina, un malestar y cargo de conciencia horrible. «Tengo muy poca o nula fuerza de voluntad», en realidad es una manera de hablar del demonito interior.

Y ese «demonito interior» tiene un nombre: se llama circuito de recompensa.

Ese «demonio» interior: el circuito de recompensa

El circuito de recompensa es una zona del cerebro involucrada en placeres y adicciones.

Hay un determinado tipo de comidas que activan este circuito, incluso antes de que entren en la boca: las comidas que son ricas en azúcares (o edulcorantes), sal y grasas de mala calidad nutricional: las comidas ultraprocesadas.

Una vez activado, el circuito pide más y se activa más y pide más… Es un círculo vicioso en el que se desata y se refuerza un irrefrenable deseo de comer en ausencia de necesidad para ello; a pesar de tener el estómago lleno, la mente sigue hambrienta. Hay personas que tienen este circuito muy sensible: se les activa con una gran facilidad aumentando la apetencia por este tipo de comida.

Puede que a ti  te pase, con el dulce o con lo salado. Si comes una galleta, el circuito de recompensa la reconoce —las señales que le llegan al cerebro— como algo placentero —aunque a ti el sabor de esa galleta no te haya gustado mucho, al circuito de recompensa sí— y quiere más, le das otra galleta y quiere más y así sucesivamente. No puedes parar.

Pero una vez que entiendes que no es que tengas poca fuerza de voluntad, sino que tú estás hecho así, te puede resultar más fácil evitar activar ese circuito.

Imagina que el circuito de recompensa es una habitación donde duerme un demonio. Y que el demonio se despierta con esos comestibles ricos en azúcares, grasas y sal, sus favoritos. Si le das su comida, sigue despierto y pidiendo más y más; es insaciable. ¿Sabes cuál es la manera de que se vuelva a dormir? No dándole nada más.  Si se la vuelves a dar, vuelta a empezar.

Demonito, ¿dormido o despierto?

¿Cómo quieres tenerle al demonito: dormido o despierto? No, no se le puede matar.

No es tu fuerza de voluntad, es tu demonito. Más que no tener fuerza de voluntad, lo que tienes es un circuito de recompensa muy sensible.

Sabes cómo se activa el circuito de recompensa y sabes cómo se desactiva. Sabes cómo se despierta el demonito y sabes cómo se va a dormir. Ya sabes mucho.

Mi «querido» demonito de sueño ligero, demonito mío que te despiertas con facilidad. Una vez que te despiertas me cuesta mucho volver a dormirte. A mí me toca andar con sigilo y estar en guardia, para que vuelvas a dormirte lo antes posible.

Demonito que vives conmigo; no tengo más remedio que aceptarte como un inquilino al que no puedo echar, pero con el que puedo aprender a convivir.

Si sigues este blog, sabrás que en breve voy a publicar el libro «El peso, ¡por fin, mi amigo! Las claves para adelgazar y mantenerte». En uno de los capítulos del libro aparece también el demonito este.

Otros artículos que te pueden interesar:

7 comentarios

Trackbacks y pingbacks

  1. […] cambios en el cerebro: interferencias con la regulación del apetito y alteración del circuito de recompensa (Mi «querido» demonito) […]

  2. […] Mi «querido» demonito – sobre el circuito de recompensa […]

Dejar un comentario

¿Quieres unirte a la conversación?
Siéntete libre de contribuir!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *