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El plan B. Ese al que recurrir cuando el plan A se tambalea, no va según lo previsto. El plan B. O sea, lo que antes decíamos por si acaso.

Hablemos primero del plan A, en 2 situaciones muy distintas. El plan A en la organización de una boda y el plan A en una dieta para adelgazar.

El plan A en la boda

«Quiero celebrar el banquete de mi boda al aire libre. Me encantaría cenar a la luz de la luna y con guirnaldas de luces entre los árboles. Conozco un sitio con unos jardines preciosos…»

Madre mía… tendrá toda la ilusión del mundo para que su boda sea de ensueño, pero ¿no le aconsejaríais que tuviera también un plan B? ¿Que por mucho que sea julio, recuerde que va a celebrar su boda en una localidad guipuzcoana? ¿Que el tiempo es impredecible?

Puede que ese día haga un tiempo espléndido, ¡genial!, y puede que todo lo contrario ¡desastre!

El plan A en la dieta

«He empezado a hacer una dieta. He organizado las comidas para procurar mantener el hambre a raya y estoy haciendo todo bien, no me está costando…»

Será así, sí… ahora, pero ¿no sería aconsejable tener un plan B? ¿Que por mucho que ahora estés bien, recuerdes que en situaciones de agobio, estrés, aburrimiento… recurres a la comida? ¿Que recuerdes que un disgusto es impredecible?

El plan B en la boda

«Está anunciado para ese día un tiempo fantástico. ¡Qué bien! Voy a tener la boda de mis sueños…, ahora que por si acaso, el plan B, he habilitado un comedor en el interior, claro que sin luna y sin guirnaldas de luces entre los árboles. No es mi boda ideal pero es también una buena opción.

¿Os imagináis el desastre si se pone a llover en mitad del banquete nupcial y no hay plan B?

El plan B en la dieta

«Ahhhh. ¿Este será el plan al que recurrir en esos momentos en los que en una décima de segundo paso de estar haciendo todo bien al extremo contrario? ¿A comer incluso cosas que no son muy de mi agrado?»

Hay veces que comemos por hambre, pero hay otras veces que comemos en respuesta al aburrimiento o en respuesta al estrés o en respuesta a un disgusto… con el consiguiente malestar emocional y sentido de culpabilidad (abajo tenéis un enlace para el artículo «Comer sin hambre»)

¿Y si el plan B está organizado de antemano? ¿Qué tengo que hacer cuando se acercan los nubarrones?

  • En la boda: trasladar a la gente al interior (plan B organizado de antemano), para que no se moje nadie.
  • En la dieta: llamar por teléfono a un amigo, escuchar tres canciones seguidas, ordenar un armario… (plan B organizado de antemano), para no comer lo no adecuado.

«¡Uffff! Gracias que tenía preparado el plan B».  Pues sí, porque si no…

El plan B es un buen aliado. Ya lo tengo organizado. Bien.

Plan B activado

Bueno, plan B organizado. ¿Cuándo es conveniente activarlo?

Cuando se acerca el nubarrón. Es la advertencia de que la lluvia está al caer.

Cuando se acerca el nubarrón de la dieta, ese momento en el que piensas voy a coger un trocito de… solo un poquito… esa es la advertencia de que después del trocito viene otro trocito y otro y otro. Que no te hubieras comido 8 galletas de chocolate de golpe, pero una a una te has comido el paquete entero, las 16. Que no te hubieras comido de golpe la mitad de un chorizo pero que rodajita a rodajita te has comido el chorizo entero.

El plan B, ese plan que hay que tener preparado, listo, pensado para cuando el plan A no sea posible, no valga, o se tuerza.

El plan C

El que se activa cuando el plan B no ha salido según lo esperado.

Me pregunto qué es lo que ha salido mal en el plan A, qué ha podido salir mal en el plan B e intento mejorarlos.

El día de la boda solo es uno (aunque te cases varias veces), y ahí no hay posibilidad de plan C (salvo si te dedicas a organizar bodas)

El plan C en la dieta:

  • ha fallado el plan A: en la hora de la comida he comido poco, luego no he comido nada a media tarde y al llegar a casa no estaba la cena preparada (las comidas han estado desorganizadas). Pero como no es la primera vez que me pasa esto tenía preparado el plan B: he ido a ducharme mientras se calientan unas sobras que tenía de ayer.
  • ha fallado el plan A y ha fallado el plan B. Es aquí donde entra el plan C: intento mejorar el plan A y el plan B. Y si vuelven a fallar intento mejorar y perfeccionar el plan A y el plan B.

¿Qué hace un niño que está aprendiendo a andar cuando se cae por primera vez? Puede llorar pero lo vuelve a intentar. E intenta perfeccionar su técnica para no volver a caer. Lo cual no significa que nunca más vuelva a caerse. Pero lo sigue intentando.

Si estando a dieta para adelgazar ves que fallas, a lo mejor no es tu culpa, sino de tu plan A y de tu plan B. Sería conveniente revisarlos e intenta mejorarlos y perfeccionarlos.

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