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Los sencillos trucos de María para evitar el desastre de las comidas navideñas

¿Os acordáis de María, la protagonista del Cuento de Navidad del año pasado (pinchad aquí para leerlo y poneros en situación). ¿Qué comerá este año en la celebración de Nochebuena? ¿Conseguirá no ser ella quien termine la ensaladilla, chorizos y demás para que no sobren?

A lo largo de todo este año ha estado poniendo en práctica algunos truquitos y estrategias durante comidas y cenas con amigos y se siente preparada para abordar la gran prueba de fuego: La cena de Nochebuena.

Bueno, ya ha llegado todo el mundo y tras los saludos iniciales, se sientan y bendicen la mesa. María aprovecha ese momento para «pedir» que no se le tuerza su plan… Amén.  Y ya,  todos a comer. (Un último repasito en su cabeza, respira hondo y a disfrutar de la cena y de la compañía).

María coge ella las riendas de repartir, y de servir, y va pasando las diferentes fuentes y bandejas nombrando a los demás: fulanito, coge esto que te encanta, fulanita, ¿has probado el foie? Y cuando es a ella a quien le ofrecen algo, se sirve o pasa la bandeja a otra persona pero sin decir que no. (De momento la cosa va bien).

María, venga que hay que terminar esta empanada, le dice su hermana (me voy a hacer la sorda, a ver qué pasa. Yo, ni caso) ¿María?. (A esta le da igual que me esté haciendo la sorda, ella erre que erre aquí vuelve a la carga, ¿no tiene a nadie más que ofrecerle el resto de la empanada?) Ah, ¿que me estabas hablando a mí? ¿Acabar la empanada dices? Sí, mejor que se la acabe tu marido que ha dicho que estaba riquísima. Toma Andrés, para tí.

Nota que ha descolocado un poco a su hermana y que esta se prepara para el «contraataque», que no tarda en llegar. María, he visto que has comido poca ensaladilla, toma un poquito más. No, no quiero, gracias (ay no, que no le tenía que haber contestado esto, me ha pillado desprevenida. Pero por lo visto no se esperaba esta contestación, porque se ha callado, pero me sigue mirando. Por si acaso, no voy a establecer contacto visual).

Y ya cuando llega el postre, dice su madre: este año no me ha dado tiempo a hacer la Selva Negra que suelo hacer por tí María (por mí dice, como si por tener un poco de piña fuera menos tarta) y he encargado unos pasteles, coge uno. Pues sí, mira, cojo esta bomba de nata que me encanta (qué rica…la disfruto y ya no como más). Mi hermana me mira como si no pudiera dar crédito a lo que ve y me suelta, ¿qué haces? y yo le contesto con una sonrisa: UMMM está riquísima, mira queda otra para tí, ten. Y se la pongo en su plato.

María ha salido airosa, ¿no ? ¿Véis la diferencia entre la Nochebuena del 2015 y del 2016? ¿Qué os ha parecido el cambio de actitud de María? Ha comido a gusto, ha disfrutado de lo que ha comido y sobre toooodo  ha logrado comer lo que ella quería, no lo que otros querían que ella comiera.  Y si ha empezado el día contenta, ¿cómo os parece que ha acabado? Ella siente que este ha sido el mejor regalo que se ha hecho nunca.

¡Feliz Navidad! Eguberri on!

Dra.Silvia Zuluaga Médico Nutrición Dietas de adelgazamiento Control de peso Donostia San Sebastián Eibar Irún

 

 

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