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  • «Yo quiero…»
  • «Yo puedo…»
  • «Yo elijo…»

¿Sabías que la manera en la que nos hablamos a nosotros mismos nos condiciona para conseguir o no nuestros objetivos?

Si estás a dieta para adelgazar, ¿en alguna ocasión te has dicho a ti mismo «mi fuerza de voluntad es nula», «soy un desastre», «soy incapaz de hacerlo bien» o algo por el estilo?

La profecía autocumplida

Utilizar ese tipo de lenguaje tan negativo, derrotista y despectivo tiene un efecto muy potente de profecía autocumplida. Esto es, a fuerza de repetirte una y otra vez que no tienes fuerza de voluntad, acabas por no tenerla. ¡Vaya! Flaco favor el que te haces hablándote a ti mismo de esa manera.

¿Y si le damos la vuelta? ¿Y si probamos a sustituir ese lenguaje por otro más positivo y estimulante? Gracias a técnicas de neuroimagen se ha descubierto que cuando alguien piensa en una situación agradable de algo que realmente le importa se activa en su cerebro las áreas relacionadas con la recompensa y nos aporta una energía extraordinaria para tomar decisiones adecuadas a nuestro objetivo. https://elpais.com/elpais/2019/05/05/laboratorio_de_felicidad/1557083642_455016.html

Para ir consiguiendo ese cambio podemos empezar poniendo en práctica estas 2 sencillas recomendaciones:

  • Imaginarnos en situaciones agradables futuras.
  • Hablarnos a nosotros mismos en segunda persona (tú puedes hacerlo, lo puedes conseguir…)

El «buen» diálogo interior

En el caso de estar a dieta para adelgazar:

  1. concreto. Sustituye el «quiero adelgazar» por «quiero adelgazar X kilos». Y además si fijas metas cercanas supone una ayuda extra. Por ejemplo, si quieres adelgazar 8 kilos, piensa en quitar los primeros 3 y luego los siguientes 3 y los siguientes 2. O también, «quiero poder entrar en los pantalones de la talla anterior».
  2. Pasa a hablarte a ti mismo llamándote por tu nombre y utilizando el pronombre , como si fueras un amigo tuyo. Seguro que de esta manera eres más benévolo contigo mismo. Así: María cómprate un chicle para el cine que así no comes palomitas. O, Pepe acuérdate de llevarte un plátano al trabajo y así evitas las pastas del cumpleañero de turno.
  3. Y sobre todo, sobre todo, cuida el lenguaje con el que te hablas, con el que te tratas a ti en esos momentos un poco más delicados. Cambia el: soy un desastre, soy un desastre, soy un desastre… por: Un fallo lo tiene cualquiera. No eres un desastre, has tenido un fallo y ahora toca seguir. Repítetelo una y otra vez, repítetelo una y otra vez y repítetelo una y otra vez.

Aprovecha el poder de tu diálogo interior para adelgazar.

¡Porque TÚ lo vales!

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6 comentarios
  1. Charo
    Charo Dice:

    Me ha gustado mucho tu nuevo articulo.
    Pienso que las dos recomendaciones son muy acertadas y mas de uno las habra utilizado, (yo, por ejemplo).
    Ayudan bastante, pero yo diria que la segunda en mi caso ha funcionado en mas de una ocasion. Gracias por tus publicaciones, son de gran ayuda.
    Un saludo.

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