No pecas, comes
Pecar, comer. Comer, pecar. No, no es lo mismo.
Veamos si tú también notas lo diferente que te hace sentir utilizar el verbo comer o el verbo pecar:
Hoy he comido…
Ayer comí…
Mañana comeré…
Sentimiento neutro.
Ahora cambiamos comer por pecar:
Hoy he pecado…
Ayer pequé…
Mañana pecaré…
¡Uffff! ¡Qué horrible sentimiento de negatividad transmite!, ¿no te parece?
Si el verbo pecar forma parte de tu vocabulario en relación a la comida o al ejercicio te aconsejo que lo destierres. Cuanto antes. Ya.
¿Por qué desterrar el verbo pecar de tu vocabulario?
Te pongo 2 ejemplos:
- Ejemplo 1: «Ayer pequé, tomé de postre un pedazo de tarta de chocolate». (Y aunque estaba muy rica, no conseguí ni disfrutarla. Me arrepentí al segundo siguiente, me entró un remordimiento terrible y luego ni cené, para compensar). Te sugiero que leas el artículo que te dejo abajo sobre «compensar».
- Ejemplo 2: «Ayer comí un pedazo de tarta de chocolate. Estaba riquísima».
Con el primero, entra en bucle la secuencia: pecado, arrepentimiento, remordimiento, penitencia, castigo. ¡Uffff! Y además una espiral de emociones negativas que hacen que te adentres en un pozo profundo del que te cuesta salir. Te quedas con una sensación amarga de, ¿qué necesidad?
Sin embargo, con el segundo ejemplo te quedas con una maravillosa sensación placentera. Has comido la tarta, la has disfrutado y ya.
No pecas, comes
En los dos casos la tarta está dentro. Como a mí me gusta decir, lo que entra, ha entrado. No hay vuelta atrás.
Por eso, cada vez que oigo en la consulta «he pecado» os animo a que lo cambiéis por «he comido». ¡Cambia hasta la expresión de la cara!
Estoy empeñada en desterrar la palabra pecar y lo estoy consiguiendo. Me estoy quitando un lastre. ¡Qué maravillosa liberación!
Compruébalo tú también la próxima vez. Grábatelo a fuego:
No pecas, comes.
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