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El fracaso de contar calorías

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1000 calorías, 2500 calorías, 99 calorías, bajo en calorías, 0 calorías… Calorías por aquí, calorías por allá.

La fórmula para adelgazar

Vamos a empezar hablando de esta fórmula pero te avanzo ya que no es tan simple; me atrevería a decir que ya lo intuyes, que hay algo que no te cuadra, que algo falla en la fórmula esta.

A ver, Come menos, muévete más, o sea:

  • Si meto en mi cuerpo más calorías de las que salen, engordo.
  • Si meto menos calorías de las que quemo, adelgazaré.
  • Si entran y salen las mismas calorías, mantendré el peso que tengo.

Y con esto, ya tendríamos la fórmula para adelgazar, ¿no?

Y si es así de simple, ¿por qué en la práctica no da el resultado esperado? ¿No será que lo que pasa dentro del cuerpo es algo más complejo?

Algunos de vosotros habréis oído o estudiado las leyes de la termodinámica. Una de ellas dice que la energía ni se crea ni se destruye, solo se transforma. Basándose en esto, a finales del siglo XIX y principios del XX, se empezó a calcular en calorímetros el aporte calórico de los alimentos; y se interpretó que el exceso de calorías el cuerpo lo acumulaba en forma de grasa. De ahí viene la simpleza de para adelgazar, come menos y muévete más.

Sin embargo, otros científicos también contemplaban la posibilidad de que hubiera zonas del cuerpo con una marcada «querencia» por acumular grasa (lipofilia); es decir, que las distintas partes del cuerpo tienen necesidades distintas. Pero con la llegada de la Segunda Guerra Mundial se abandonó esta línea de investigación y «triunfó» la centrada en las calorías.

Peeeeeero el cuerpo no quema la comida como en el calorímetro, sino que el cuerpo utiliza los nutrientes de la comida: algunos «sirven» para crecer, mantener y reparar distintas partes del cuerpo y otros se acumulan.

¿Qué pasa en el cuerpo con la comida?

Esta ilustración nos va a ayudar a entender mejor (de una manera muy simple) lo que pasa en nuestro cuerpo:

 

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Asemejamos nuestro cuerpo a un taller:

  • Entrada al taller (boca)
  • hay piezas de primera y piezas de segunda – nutrientes de primera (vienen de COMIDA) y nutrientes de segunda (vienen de comestibles)
  • una zona de desguace (estómago e intestino)
  • una cinta transportadora (sangre)
  • un área de montaje (distintos órganos: cerebro, hueso, músculo…)
  • un almacén (grasa)
  • un colector de desechos (heces y orina)

Las calorías serían como el precio de las piezas. Pero en el taller se trabaja con piezas (no con su precio) y en el cuerpo con nutrientes (no con calorías).

Dependiendo del tipo de piezas, algunas las podremos aprovechar para el montaje y habrá otras que vayan directamente a un almacén de piezas no aptas; ese almacén sería la grasa (tejido adiposo). Cuantas más piezas no aptas para el montaje entren, más se acumulará.

Pues lo mismo en nuestro cuerpo. Podemos meter pocas calorías, pero al no ser aptas para nuestro taller, se acumulan en el almacén (grasa). También si metemos un exceso de piezas.

Estas son las piezas que entran en nuestro cuerpo:

  • COMIDA: materia prima: verduras, legumbres, carnes…
  • comestibles: comidas y bebidas fabricadas

La COMIDA, piezas de buena calidad, llegan a los diferentes órganos, huesos, cerebro, músculos…; los comestibles, piezas de mala calidad, no adecuadas para el montaje, y un exceso de comida, llegan al almacén-GRASA.

Una vez que hemos visto que no todo lo que comemos sigue el mismo camino vemos que hablar de calorías no nos sirve para saber si las piezas irán a un sitio o a otro.

El número de calorías ingeridas no nos dicen de dónde provienen estas calorías y el camino que van a seguir en nuestro cuerpo.

Regulación del apetito

Esto de seguir contando calorías en el siglo XXI es tan poco efectivo como desfasado porque deriva de un planteamiento que no tiene en cuenta que dentro de nuestro cuerpo pasan cosas, muchas cosas:

Si comemos algo, ese algo pondrá en marcha mandará un mensaje al centro de regulación del apetito, al de regulación de la sed, a las células que acumulan o queman grasa… y ese mensaje depende no del número de calorías sino de QUÉ es lo que como, lo que meto. Así hay comidas bajas en calorías o con pocas calorías que lo único que hacen es fomentar que se acumule grasa. Otras, pueden ser altas en calorías y sin  embargo su efecto puede ser saciar y no estimular la grasa.

¿Y la relación con el peso?

La regulación del peso depende de una compleja relación entre la comida, tipo de comida, las  señales que llegan a los distintos centros del cerebro, la microbiota (flora intestinal), distintos tipos de hormonas, las señales del aparato digestivo…

Fíjate en QUÉ comes y no en las calorías

Comer no es lo mismo que alimentarse. Podemos comer COMIDA y comestibles pero alimentarnos, nos alimentamos con COMIDA (la que aporta los nutrientes)

  • Podemos comer pocas calorías y acumular grasa.
  • Podemos comer muchas calorías y no acumular grasa.

Todo depende de QUÉ es lo que comemos: COMIDA vs comestibles.

 

Aquí os dejo otros artículos del blog relacionados con este tema:

La ilustración está incluida en el libro: «El peso, ¡por fin, mi amigo! Las claves para adelgazar y mantenerte»

Y aquí 2 artículos recién publicados sobre este tema:

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