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Relación con el peso: me quiere, no me quiere, me quiere…

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¿Qué significa esto de la relación con el peso? ¿Que el peso me quiera o no me quiera? ¿O que yo quiera o no quiera al peso?

Yo me peso a diario, yo varias veces al día, yo una vez a la semana, yo no me peso nunca… distintas respuestas para la pregunta ¿tú qué relación tienes con el peso?

Os propongo un pequeño ejercicio de «cada oveja con su pareja»:

Relacionar personas y necesidad de pesarse

Se trata de asignar a las personas A, B, C, D, E, (adultas todas) con la necesidad de pesarse representado por los números 1, 2, 3, 4 y 5.

PERSONAS       RELACION CON EL PESO
A: María

No se pesa. No está muy segura de lo que pesa, no tiene costumbre de pesarse. No tiene ningún problema con sus ropas. Es más, tiene un pantalón fetiche al que ha recurrido en varias ocasiones a lo largo de su vida adulta.

 

 

 

 

1.       Recomendable: pesarse una vez por semana

 

 

B: Manuel

No está muy seguro de lo que pesa. No quiere pesarse porque la última vez que lo hizo se llevó un susto horrible. Intuye que ahora pesará más, porque tiene que comprar ropa nueva porque está muy incómodo con la ropa que usa.

 

 

2.       Que no importa que se pese todos los días si forma parte de su ritual diario como afeitarse o pintarse los labios.
C: Ana

Quiere adelgazar unos 4 kilos. No le sobra mucho, pero se encontraba mucho mejor con 3 kilos menos que ahora. Se pesa todos los días; un día parece que adelgaza, pero otros vuelve a engordar. No consigue su objetivo.

3.        Convendría pesarse una o dos veces por semana
D: Pepa y Pepe

Les gusta llevar un estilo de vida saludable: cuidan su alimentación, hacen ejercicio físico de manera habitual…

 

4.       Que se pese de vez en cuando para saber si tiene que corregir algo de su alimentación

E: Juan

Ha hecho dieta para adelgazar, se encuentra muy a gusto y le gustaría mantenerse en ese peso porque se encuentra mucho más ágil, y con una agradable sensación de bienestar.

5.  No importa si se pesa o no

¿Distintas recomendaciones? Sí, porque las personas somos distintas y nuestros objetivos, necesidades y personalidades requieren de recomendaciones personalizadas:

  • A – 5  María da igual que se pese o no. Su genética, metabolismo, su manera de comer, sus hábitos… no parece que afecten a su peso ya que a lo largo de su vida adulta no ha engordado (su ropa es la prueba de ello).
  • B – 4  Parece que Manuel tiene facilidad para engordar pero o no le importa o no le apetece cuidar su alimentación. Sería conveniente que tuviera una referencia sobre el ritmo de su aumento de peso. Que al peso o se le echa el freno o…
  • C – 1  Ana quiere adelgazar, no mucho, pero la diferencia entre tener que bajar 3 kilos ó 5 ó 15, es que se tardará menos en bajar 3 que 10, pero no que haya que hacer menos dieta. Lo recomendable en el caso de querer adelgazar es pesarse 1 vez a la semana (los altibajos que se pueden ver en la báscula de un día para otro son oscilaciones de peso; hablé de ello en este artículo: «Oscilaciones del peso: adelgazo y engordo. Adelgazo 600 gramos, engordo 400 gramos…»).
  • D – 2  Pepa y Pepe son bastante metódicos y tienen interiorizados unos hábitos de vida saludables, y el pesarse a diario forma parte de su ritual de cuidados. No modifican sus hábitos aunque un día no se pesen ni se afeiten o pinten los labios.
  • E – 3  Juan ha hecho dieta para adelgazar y ya se encuentra a gusto y le gustaría mantenerse. Para ello sería conveniente que siga teniendo una relación con la báscula una o dos veces por semana. ¿Por qué? Porque el peso que marque la báscula le dará las «instrucciones» para la semana siguiente.

En el caso de Juan es en el que podemos aplicar el título del artículo:

Relación con el peso: Me quiere, no me quiere, me quiere…

Juan, como Pedro, Paula o Rocío, han hecho dieta para adelgazar. Pero son conscientes de que a partir de haber adelgazado necesitan convivir con un cierto cuidado para no recuperar el peso perdido (recordemos que para la grandísima mayoría perder peso es muchísimo más costoso que recuperarlo, ¡qué le vamos a hacer! ¡Es así!). Un estado de luna de miel no dura eternamente, ni con la pareja, ni con el fantástico nuevo trabajo ni con el peso… Es importante estar al quite para poder hacer las correcciones necesarias en el momento adecuado. Si me peso una vez a la semana y el peso me quiere (me ha gustado lo que marca) pues fenomenal; y en el caso de que no me quiera (ya me entendéis,¿no?) pues a cuidar.

Ejemplo:

Si yo peso X y estoy bien con ese peso; me peso la siguiente semana y peso X (peso igual, ¡el peso me quiere!) y el cumpleañero de turno ha traído unos bombones exquisitos al trabajo, ¡ummmm! ¡deliciosos!; pero si yo esa semana he visto que mi peso es X+1 kilo (¡vaya, el peso no me quiere!), mejor dejo el bomboncito para otra ocasión, ¿no? Porque si no sé si el peso me quiere o no, lo más probable es que si me gusta el chocolate acabe comiendo ese bombón (¿os acordáis del artículo «El mayor enemigo de una dieta para adelgazar»?)

Sería fantástico poder vivir en una luna de miel permanente, en todo. Y lo que más se asemeja a ello necesita un cuidado, tanto de la relación personal con la pareja, con el compañero de trabajo y con el peso. Que al mínimo despiste… todo se puede tambalear; así que… los pequeños detalles cobran su importancia, ¿verdad?

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