Empieza, con miedo o sin miedo. Arranca
Miedo. Tengo un poco de miedo
A veces, en la consulta sale el tema del miedo. De los miedos, más bien. Un miedo o varios miedos. Miedos diferentes.
¿Los vemos?
Los diferentes miedos
- Miedo a no ser capaz de seguir las pautas
- Miedo a que el cuerpo no responda como me gustaría
- Miedo a fallar
- a no cumplir las expectativas (propias o ajenas)
- a no tener fuerza de voluntad
- a pasar hambre
- a tener que comer cosas que no me gustan
- a comer triste
- a tener que quedarme aislada en casa
- a no llegar al «peso ideal»
- a que ya en la menopausia nada funcione
- a encontrarme de mal humor
- a que me riñas (por cierto, a mi ni se me ocurre reñirte)
- Miedo a…
Muchos miedos. Miedos muy habituales porque a lo mejor lo hayas intentado otras veces y puede que no fuera de una manera adecuada o tampoco el momento oportuno.
Hay mil razones para el miedo.
Y otras mil razones para despejarlo.
Porque,
¿Qué es lo peor que puede pasar?
¿Qué es lo peor que puede pasar? ¿Que tengas un mal día?
Imagínate que vas andando por un camino pedregoso, irregular, resbaladizo incluso; te tropiezas y te caes. No me dirás que te quedas en el suelo, ¿no?
Puede que tengas miedo a volver a tropezarte y a caerte pero seguro que te levantas, te sacudes las piedras, el polvo y el barro, respiras hondo, te fijas en las preciosas flores que bordean el camino y sigues adelante, ¿verdad?
Porque esa caída no es el final del camino.
A veces, las cosas se consiguen a la primera. Otras veces, a la segunda. Otras, a la tercera…
La valentía de querer mejorar
Puedes sentir miedo, claro; pero, ¿sabías que el miedo y la valentía van de la mano?
La valentía de querer mejorar puede ser el primer paso para superar tu miedo. Merece la pena intentarlo.
Empieza, da el primer paso y mira a ver qué pasa. Arranca.
Busca tus apoyos, fíjate en lo positivo
Los apoyos son fundamentales en cualquier recorrido que hagamos. Un apoyo puede ser algo tan sencillo como fijarte en esas bonitas flores que hay en ese camino donde te has tropezado. No te quitan el dolor de la caída pero te distraen y te alegran la vista.
Fíjate en los avances por pequeños que estos sean y conviértelos en tus apoyos:
- Lo ligera que te sientes al andar
- lo bien que te das la vuelta en la cama
- lo fácil que te entra la ropa
- lo despejada que te encuentras mentalmente
- la de energía que has recuperado
- …
Fijarte en lo positivo te puede ayudar a que tus miedos dejen de ser un obstáculo.
El primer paso
Empieza con un paso. Solo uno. Con miedo o sin miedo, arranca.
Ahora puede ser el momento adecuado, tu momento.
Confía.
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