Grasas trans artificiales – «las malas»

Como sabéis, dentro de las grasas, podemos encontrarnos con las «buenas» (mono y poliinsaturadas), «no tan buenas» (saturadas) y las «malas». Y de estas últimas os voy a hablar hoy: las grasas trans artificiales (trans es un término que en química se utiliza para hacer alusión a una estructura tridimensional).

¿Qué son las grasas trans y dónde se encuentran?

Existen las grasas trans naturales que se encuentran en algunos alimentos como los lácteos y en algunas carnes, pero las que verdaderamente son dañinas son las grasas trans artificiales, también llamadas grasas parcialmente hidrogenadas. Se obtienen mediante hidrogenación, que es un proceso mediante el cual se añade hidrógeno a un aceite vegetal líquido y cambia su consistencia, dándole una textura más cremosa, parecida a la de la mantequilla. También se alarga la vida de la grasa, haciéndola un ingrediente ideal para las comidas procesadas ya que las comidas que contienen este tipo de grasas duran más y son más ricas y apetecibles. Como además son más baratas que otras grasas, su uso ha estado muy extendido.

Estas se encuentran en bollería, helados, «paquetes» de patatas y demás snacks, margarinas y productos de untar…o sea, en productos de la industria alimentaria.

Las grasas trans tienen un efecto negativo en el perfil lipídico (aumentan el colesterol «malo» y disminuyen el colesterol «bueno»), en la función metabólica, en la resistencia a la insulina y afectan a la salud cardíaca y general. También su ingesta se ha asociado a un empeoramiento de la memoria, así como a alteraciones en el comportamiento y en el humor.

Pero claro, todo esto no se sabía al principio, y se creía que eran mejores que las saturadas.

Un poco de historia de las grasas trans artificiales:

Ya en 1957 Fred Kummerow, un profesor de la Universidad de Illinois, advirtió los efectos perjudiciales de este tipo de grasas para la obstrucción de las arterias. Pero todavía en los 80, muchos científicos y profesionales de la salud creían que las grasas parcialmente hidrogenadas eran preferibles a las grasas saturadas; además, la industria alimentaria las prefería porque eran más baratas, alargaban la duración de sus productos en buen estado y además les daban una textura y un sabor agradables.

En los 90 cada vez más estudios mostraban lo perjudiciales que eran estas grasas para la enfermedad coronaria y en 2002, el Institute of Medicine declaró que NO HAY NIVEL SEGURO DE CONSUMO DE GRASAS TRANS, y que su consumo debía ser el mínimo posible. A partir de ahí, la opinión pública fue más consciente y la industria alimentaria decidió ir reduciendo la utilización de este tipo de grasas.

Ahora en 2015, la FDA (autoridad americana en materia de alimentos y medicamentos) ha anunciado que para el 2018 las grasas trans no podrán estar presente en las comidas procesadas. Ya en algunos países europeos como Austria, Dinamarca, Islandia y Suiza ESTÁN PROHIBIDAS y esperemos que poco a poco más países se vayan sumando.

Como anécdota os contaré que el pasado otoño el profesor Kummerow celebró su 100 cumpleaños y cuando llegó la tarta y vio en la etiqueta que tenía grasas parcialmente hidrogenadas:

«La tiré» bromeó. «Había otras muchas cosas para comer».

Vamos a lo práctico. ¿Cómo identificamos dónde están?

Como os decía al principio, son grasas que provienen de un aceite vegetal parcialmente hidrogenado. Normalmente el término vegetal nos parece saludable, así que ¡ojo!. Hay que tener en cuenta, además, que cuando en una etiqueta pone que el contenido de grasas parcialmente hidrogenadas es de 0 (a veces ni siquiera pone que contiene grasas parcialmente hidrogenadas), en realidad quieren decir que el contenido es menor que   0’5 gramos por ración, así que realmente no es 0; pongamos que el contenido es de 0’4; 5 raciones serían 2 gramos. Así que pensamos que es 0 pero en realidad no es así. Ya sólo con ingerir 5 gramos diarios de este tipo de grasas el riesgo de padecer una enfermedad coronaria aumenta un 23%.

Aquí tenéis artículos publicados sobre este tema (en inglés)

http://www.washingtonpost.com/news/to-your-health/wp/2015/06/16/the-100-year-old-scientist-who-pushed-the-fda-to-ban-artificial-trans-fat/

http://health.ucsd.edu/news/releases/Pages/2015-06-17-trans-fats-and-memory.aspx

http://trove.com/a/Why-some-doctors-used-to-love-trans-fats.DRkp1?utm_campaign=hosted&utm_medium=twitter&utm_source=sns&chid=F9C49E4397FE6F50E040A80AF31261D1

http://time.com/3923595/trans-fats-memory/

http://www.scientificamerican.com/article/scientific-case-for-banning-trans-fats/

http://bmjopen.bmj.com/content/4/5/e005218.full

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  1. […] las grasas trans: Grasas trans artificiales – “las malas”. Se camuflan […]

  2. […] Ingerir grasa no significa que esta se acumule en el organismo como tal, no va directa al michelín. Sin embargo, los azúcares sí se acumulan como grasa (recordemos en el artículo El metabolismo, desmontar una cosa para montar otra). También podemos recordar que las grasas a evitar son las grasas trans artificiales. […]

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