Ante la tentación de pesarme, yo resisto firme... ¡Y adelgazo!

Me cuesta horrores no pesarme cada vez que entro en el baño. Pero ante la tentación de pesarme, yo resisto firme. ¡Así es como veo que avanzo y consigo mi objetivo! ¡Adelgazo!

Efectivamente, una de las cosas que resultan más difíciles a la hora de adelgazar es no pesarse a menudo, pero es algo que, como ya sabéis, os insisto muchísimo. Lo importante es seguir las indicaciones precisas y confiar.

Del «yo no me peso nunca»

María venía de no pesarse en años: «yo no me peso nunca»; porque sabía que el número de la báscula no le iba a gustar. Aunque su ropa ya le iba dando pistas, no quería además llevarse un disgusto con el peso.

Un día, algo hizo click en su cabeza y pensó que había llegado el momento de vigilar su peso y adelgazar. Y, de repente, empezó a pesarse sin parar, un millón de veces al día, subebajasubebajasubebaja.

A…» yo me peso muchas veces»

«Me levanto por la mañana y voy al baño; me peso justo después de hacer pis, antes de entrar en la ducha; luego, también, al salir de la ducha, después de desayunar y antes de vestirme, otra vez. Luego, si voy al gimnasio, también me peso allí, antes y después de hacer ejercicio; también antes y después de comer, a veces incluso entre medio de la comida; también por la noche antes y después de la cena y justo antes de acostarme; y, si alguna vez me despierto por la noche pues también me peso. Pero ¡no entiendo nada! Hay veces que he patinado con la dieta y la báscula me da una alegría pero, lo que es mucho peor, que después de estar haciendo bien las cosas el peso marque más, ¡Más! Total, que tanto altibajo de peso condiciona muchísimo mi humor y estoy en una continua montaña rusa emocional«.

Altibajos de peso

Me atrevería a decir que tú también, como María, has comprobado en alguna ocasión que el número que marca la báscula cambia prácticamente cada vez que te subes a ella, y después de quitarle las pilas un par de veces por si acaso y volvérselas a poner, te preguntas que qué le pasa a tu cuerpo con el dichoso peso.

Y es que la báscula es un indicador pero no es la máquina de la verdad, como ya lo tienes archicomprobado. Unos altibajos de números como para volver loco a cualquiera.

Relación sana con la báscula

Primero, déjame tranquilizarte porque que el peso oscile tanto es completamente normal, no es que tú tengas ninguna rareza extraña. Que si Pedro, Carmen, Victoria o Luis se pesaran tantas veces también verían mil pesos distintos.

Por eso, como sé que os cuesta horrores resistir la curiosidad de ver lo que marca la báscula, es una de las primeras recomendaciones que os hago:

Si tu objetivo es adelgazar, pésate solo una vez a la semana, no más. Tú confía en lo que estás haciendo y espera una semana a ver el resultado.
Si tu objetivo es mantener, también pésate una vez a la semana; para saber lo que está pasando. Que aunque a ti te parezca que «no estoy comiendo como para engordar», mejor estar al quite; que 5 kilos no se cogen de un día para otro, que primero han sido 4, antes 3, antes 2…

Aquí os dejo un comentario que, a lo largo de los años he oído varias veces en la consulta:

«Es que mi cuñada (sí, la cuñada es la gran protagonista del comentario, vete tú a saber porqué), a nada que coge 2 kilos enseguida se los quita».

Pues bien por la cuñada. Está al quite para no dejar que sean 3, o luego 4, o luego 5…

Con el peso una vez a la semana, hay avisos, no sustos.

Y, para ayudarte a parar de pesarte esas tropecientas veces al día guarda la báscula en el altillo, quítale la pila o destiérrala al maletero del coche.

¡Lo he conseguido! Después de pasar por fases como «yo no me peso nunca» y «me peso un millón de veces al día», por fin he conseguido tener una relación «sana» con la báscula. El miércoles es mi día del peso.

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