Mascarilla: sí, en interiores; a veces, en el exterior

Avanzamos. ¡Adiós a la mascarilla obligatoria en exteriores!

¡Por fin!

Y es que hay situaciones en las que no tiene sentido llevar la mascarilla puesta; por ejemplo, ir andando solo por zonas en las que no hay aglomeraciones. Porque ahora ya sabemos que el mayor riesgo de contagio se corre en espacios mal ventilados. (Abajo incluyo un enlace a un artículo que lo explica muy bien).

Contagio por aerosoles

En este más de un año que llevamos de pandemia hemos aprendido ya que el contagio se da por aerosoles.

Imaginemos el humo del tabaco que echa un fumador, en invisible. Esa nube de humo sería un aerosol; se queda un rato en el entorno del fumador (los de alrededor respiramos ese humo) y poco a poco se va disipando con el aire. El coronavirus estaría en esa nube invisible de aerosol que echamos cada vez que respiramos. Una persona contagiada, aunque sea asintomática, echa el virus al respirar cuando exhala; el virus está en esa nube invisible que inhala otra persona al respirar. Ya está el contagio de la COVID-19 en marcha. Esa nube en un interior no se disipa a no ser que se ventile.

Así que, ventilación, ventilación y ventilación…

La mascarilla, a mano

Ya nos gustaría, pero todavía no se ha acabado la pandemia. Las distintas vacunas nos dan una cierta (gran) protección frente a la gravedad de la enfermedad. Pero todavía son muchas las incógnitas: si los vacunados podemos transmitir el virus y en qué medida contagiar a otras personas, si vamos a necesitar dosis de refuerzo, si las vacunas son eficaces ante las nuevas variantes…

Para los que vivimos en el Norte, el pack del verano: chaqueta-mascarilla

Chaqueta: así como aun siendo verano nos acordamos de salir de casa con una chaqueta por si refresca,
Mascarilla: por si tenemos que entrar en un interior (aunque solo sea un segundito de nada) o por si nos encontramos en un sitio muy transitado.

Por protegernos nosotros mismos y por proteger a los demás.