4 respuestas para 4 preguntas
Sí o no. Blanco o negro. Muchas veces las respuestas no son tan sencillas y necesitan ser matizadas. Hoy voy a responder a unas preguntas concretas que he recibido y que creo que a todos os pueden resultar de interés.
Pregunta: Me gustaría saber si el IMC (índice de masa corporal) es riguroso.
Respuesta: El IMC es una fórmula matemática que sólo tiene en cuenta la altura y el peso de una persona, IMC = peso (kg)/talla² (cm). A nivel individual, no es muy interesante a no ser que se utilice para ver la variación (si aumenta o disminuye en un período de tiempo), o en niños para ver la evolución. El IMC junto con valores de tensión arterial, de glucosa, triglicéridos… medición de la circunferencia abdominal…es decir, un conjunto de determinaciones ya sí que nos pueden decir algo más. Los valores de IMC aislados sirven para agrupar a individuos sobre todo para estudios y estadísticas. A nivel individual, es un dato, sin más. No os obsesionéis con él. En la consulta, a los adultos, solo os calculo el IMC cuando me lo preguntáis directamente.(Pinchando aquí podéis leer el artículo «Peso, ¿ideal?). Como curiosidad, os diré que un paciente farmacéutico optó por eliminar la información del IMC en los tickets que imprimía la báscula que tenía en la farmacia porque la gente se volvía loca.
Pregunta: Me gustaría saber si todos los adultos necesitamos 2.200 calorías al día, ni más, ni menos.
Respuesta: Pues no, no todos los adultos necesitamos 2.200 calorías al día. La ingesta calórica para mantener el peso no es una cifra exacta, depende de cada individuo, de lo que haya comido, del ejercicio que haya hecho, de si está con fiebre…no es una constante. Unos necesitan más, otros menos. Además, es imposible saber con exactitud tanto las calorías que ingerimos como las que quemamos, a no ser que vivamos en una cámara cerrada en un laboratorio, cosa que no es factible, claro. No todos los días necesitamos ni quemamos lo mismo. Y con la comida, ¿cómo saber exactamente el número de calorías ingeridas? Y además, aunque supiéramos ese dato, no sabemos cuántas de esas calorías aprovecha nuestro organismo, el de cada uno en particular. (Pinchando aquí podéis leer el artículo «La Caloría). Por regla general, los hombres necesitan más que las mujeres (por propia constitución: el porcentaje de grasa corporal es mayor en mujeres que en hombres, y cuanto mayor masa muscular, más calorías se queman). Pero, por suerte, en nuestro organismo existen unos centros del apetito y de la saciedad que junto con distintas hormonas y neurotransmisores ayudan a regular nuestro peso. Si respetamos las señales de hambre y saciedad y comemos comida que nuestro organismo reconoce como tal no necesitamos andar contando calorías.
¿De dónde viene el contar calorías? De los tiempos en que se trataba el organismo como si fuera una máquina sencilla. Se creía que el peso era el resultado del equilibrio entre lo que entra y lo que se gasta (balance energético), como si fuera dinero en el banco. La cuestión es que ahora sabemos que lo que se aprovecha de lo que entra depende también de la manera de cocinar, de si el alimento tiene fibra o no, de la microbiota o flora intestinal…
Pregunta: ¿Es bueno matarse a hacer deporte?
Respuesta: Primero, ¿qué es matarse a hacer deporte? Una persona súpersedentaria puede considerar excesivo dar un paseo de media hora. A su vez ésta puede considerar excesivo que una persona corra media hora. Para otro, jugar un partido de tenis resulta excesivo mientras que para otro ni siquiera correr una maratón resulta excesivo. El ejercicio físico (no tiene porqué ser deporte) es conveniente para todo el mundo, adaptado a las condiciones de cada persona, eso sí, y siempre realizado con regularidad (7 días a la semana, y no 1 ó 2 días por semana). Los beneficios del ejercicicio físico regular están ampliamente documentados: entre ellos, una mejor mineralización de los huesos, una mejor regulación del azúcar en sangre, una mejor regulación de la tensión arterial… un mayor bienestar tanto físico como emocional.
Pinchando aquí podéis leer el artículo «¿Cómo corres tú? (artículo con un toquecito de humor).
Pregunta: ¿Es bueno hincharse a productos supuestamente buenísimos?
Respuesta: Hincharse a comer algo no es aconsejable, ni aunque sean manzanas. Mucho menos cuando lo que se come es supuestamente buenísimo. Os recomiendo leer los artículos: «Yo no como comida basura, ¿estás seguro?», y «Súperalimentos».
Ya véis, las respuestas en nutrición hay que individualizarlas, matizarlas, y actualizarlas.
Conclusión: Olvidémonos de hacer cálculos y contar calorías, centrémonos en unos hábitos alimentarios saludables y practiquemos ejercicio físico con regularidad.
Y para terminar, y como curiosidad os diré que, como sabéis, en los últimos años se habla mucho de la genética y del ADN. Gracias a los avances en informática se han podido dar saltos de gigante en la secuenciación genómica y se han descubierto microorganismos en nuestra flora intestinal que ni se sabía que existían porque no crecían en los cultivos. Fascinante. Y es que la ciencia avanza.
¡Genial, Silvia! 🙂 Gracias mil.
Gracias a tí por tus aportaciones Leire 🙂