Peso, ¿ideal?

¿Qué es eso del peso ideal?

A estas alturas me aventuro a decir que todos conocéis o por lo menos habéis oído hablar del Indice de Masa Corporal ó IMC. Como sabéis es una fórmula matemática que relaciona el peso y la altura:

IMC = peso (kg)/talla² (cm)

Por ejemplo, una persona que mide 1’67 y pesa 63kg, su IMC es de 22’59.

La cifra obtenida, Indice de Masa Corporal, nos dirá si estamos en un peso adecuado, por debajo de un peso adecuado o sobrepeso, obesidad….

Pues bien, el IMC no es muy práctico a nivel individual y normalmente no os hablo de él hasta que no me lo preguntáis. Veamos el porqué:

En adultos la «normalidad» es un valor entre 18’5 y 24’9.

Vamos con ejemplos prácticos:

Una persona que mide 1’67 y que se mantiene en 63kg: Su IMC es de 22’59 ;o sea, peso adecuado según esta fórmula, con lo cual no estaría indicada una pérdida de peso.

Otra persona de esa misma altura pesa 63kg, pero resulta que ha cogido 7kg en los 2 últimos años. Eso quiere decir que hace 2 años pesaba 56kg y su IMC era 20’08: o sea, también normal. Pero hay una pequeña diferencia, y es que aun siendo normal ahora, como esa persona no haga nada para remediarlo, seguirá cogiendo peso. ¿Debería esperar a llegar a pesar 69’7kg (IMC=25, límite de la «normalidad») para ponerse a dieta por sobrepeso? En este caso, sí estaría indicado que hiciera dieta para adelgazar o por lo menos para no seguir subiendo.

Por el contrario, si una persona que mide 1’67 y pesa actualmente 82 kg, pierde 8 kg y se queda en 74 kg, resulta que su IMC es todavía alto, pero nunca en su vida adulta ha pesado menos de 74. ¿Sería conveniente seguir bajando de peso?

Todos mis pacientes sabéis, porque así os lo digo desde el principio, que cualquier pérdida de peso es bienvenida. ¿Que pierdo 4 kg y no más? Pues mejor con 4 kg menos que con 4 kg más. Sobre todo, aprendamos a valorar lo conseguido en lugar de lamentarnos por lo no conseguido.

Y las metas cuanto más cercanas mejor. Una vez conseguida una, podemos ir a por la siguiente.

Además si os habéis dado cuenta, en el IMC no se llega a valorar la cantidad de masa muscular de la persona ni su constitución ni su edad, así que en vez de centrarnos sólo en el valor del IMC, valoremos también la salud y el bienestar personal.