Los daños del consumo excesivo de regaliz

Hace relativamente poco vino a la consulta una paciente que llevaba unos meses sin fumar. Había cogido algo de peso que le gustaría bajar. Además, justo le habían hecho una revisión médica en el trabajo y le había dado la tensión alta. Cuando nos pusimos a hacer la historia alimentaria salió que era consumidora habitual de caramelos de regaliz. Desde luego, para su tensión arterial fue mano de santo el bajar peso y abandonar los caramelos.

Casualidad de las casualidades, poco después se publicó en la revista Neurología Pediátrica el caso de un niño de 10 años que ingresó por convulsiones. El chico también se quejaba de un dolor de cabeza intenso y tenía la tensión alta. Después de ponerle el tratamiento oportuno, al volver a revisión una semana más tarde, los médicos se dieron cuenta de que el niño tenía los dientes negros. Se concluyó que había estado comiendo por lo menos 20 caramelos de regaliz cada día durante los 4 últimos meses, esto es, 2.88 mg/kg de ácido glicirrícico (uno de los ingredientes activos del regaliz), superando por mucho la cantidad máxima recomendada por la OMS, que es de 2 mg/kg.

Este consumo excesivo había dado lugar a las convulsiones y a la hipertensión. Después de que el niño dejara de consumir estos dulces se le fue reduciendo progresivamente la medicación y su tensión volvió a la normalidad.

Los autores del estudio de este caso recomiendan que en el etiquetado de este tipo de dulces se haga alusión a la cantidad diaria a no sobrepasar.

Aunque obviamente la cantidad perjudicial para un adulto es mayor que la que puede hacer daño a un niño, ¡tenedlo en cuenta!

En este enlace tenéis acceso al estudio del caso (en inglés).

http://www.elsevier.com/about/press-releases/research-and-journals/licorice-manufacturers-encouraged-to-state-daily-limit-of-consumption