Sé todo lo que tengo que hacer para perder peso y…no puedo

Sé todo lo que tengo que hacer para perder peso y no lo hago.

Sé exactamente que tengo que ser ordenado con mis comidas, que tengo que planificarlas, que no tengo porqué pasar hambre, que tengo que hacer ejercicio, y que cuando hago todo eso me encuentro mejor tanto física como psíquicamente. Entonces, ¿por qué no lo hago?

Porque no todo el mundo tiene la misma relación con la comida, os voy a transcribir el relato de una persona después de sus experiencias con las dietas a lo largo del tiempo:

«Odio mi cuerpo. No me siento a gusto en él. Tengo momentos en los que como compulsivamente, cualquier cosa que tenga delante, incluso cosas que de normal no se me ocurriría comer. No vivo sólo pero estos arrebatos son sobre todo cuando estoy solo, porque me da vergüenza que alguien vea este descontrol. Hay momentos en los que no lo puedo evitar, e incluso provoco situaciones para encontrarme solo y poder dar rienda suelta a mi ansia por comer. Sé que es un comportamiento irracional y me da mucha vergüenza pero hay momentos en los que no lo puedo evitar y luego, inevitablemente me siento fatal y no sólo odio mi cuerpo sino también me odio a mí mismo.

Hay veces que me pongo a dieta y todo funciona fenomenal, voy perdiendo peso y es fácil, y de repente… esos ataques descontrolados en los que como hasta el queso y el chorizo a mordiscos, me bebo la Coca-cola sin ni siquiera haber cerrado la puerta del frigo…A veces es un episodio aislado y otras veces es una temporada e inevitablemente el peso va subiendo y todo hace que mi mundo sea un horror.

Llevo toda la vida intentando bajar peso y sé lo que tengo que hacer, pero he aprendido que hay ocasiones en que lo único que puedo hacer es caerme con todo el equipo, recomponer lo que queda de mí y volver a empezar con la esperanza de no haber recuperado todo el peso perdido. Sé que tengo que volver a empezar…

Cuando oigo los éxitos de unos y de otros, he aprendido a escucharlos sin envidia y estoy aprendiendo a aceptar que yo soy así y estoy empezando a no avergonzarme de ello. Y por eso hablo de ello. Por el camino he ido adquiriendo buenos hábitos y sé que en algún momento flaquearé. Soy realista pero hay una diferencia entre ser realista y perder la esperanza. He aprendido que castigarme y fustigarme por  esos episodios es contraproducente, y empeora todavía más las cosas.»

Y después de este relato, 2 apuntes míos:

Podemos considerar una dieta como una carrera de fondo y de obstáculos. Algunos los saltaremos con éxito, en algunos nos tambalearemos un poco y en otros nos caeremos. Bueno, pues nos tendremos que levantar y continuar la carrera.

Dicen que si en el mar te pilla una corriente, es mejor no ponerse a nadar contracorriente y agotar las fuerzas, sino mantener la calma, dejarse llevar por la corriente y cuando ésta no sea tan intensa, entonces es más fácil poder salvarse.