La menopausia y el peso. ¿Qué le pasa a mi cuerpo, Dra.?

«No paro de engordar. Y eso que me cuido. No entiendo lo que le pasa a mi cuerpo, Dra».
«No me reconozco. Yo siempre he sido de cadera muy ancha y de piernas gorditas, pero mi cintura estaba muy marcada y ahora ha desaparecido. Yo antes no tenía este cuerpo».
«Voy cogiendo peso y peso. Mis piernas nunca han sido problema, pero ahora, con todo lo que voy acumulando en la tripa y el pecho, mis piernas parecen las de una cigüeña».
«Y yo no como como para engordar así».

La menopausia

Mujer, tarde o temprano la menopausia llegará. Lo más habitual es alrededor de los 50 años, aunque puede que la tuya se haya adelantado, por alguna razón médica, porque se «ha forzado», o se ha adelantado sin más. En cualquier caso, vas a notar los cambios hormonales: sofocos, irritabilidad, insomnio, una montaña rusa emocional… y más facilidad para acumular grasa en la zona del tronco. Tengas la constitución que tengas, manzana o pera, en la época de la menopausia, si engordas, tu cuerpo va a ir acumulando grasa en el tronco.

«Yo he cogido 12 kilos en la menopausia».
«Yo antes adelgazaba con facilidad».
«Haga lo que haga no adelgazo, todo lo contrario. Cada vez tengo más peso».
«Mi cuerpo ya no es el de antes»

Es obvio que el paso de los años se nota. Más canas, más arrugas… ¡vaya gracia! y más facilidad para engordar y más dificultad para adelgazar. Ya. Así es. .. Tu cuerpo ya no es el de antes. No, ni esos zapatos maravillosos están como el día en el que los estrenaste.

Época de cambios

La menopausia es una época de la vida, no una fecha concreta. Y durante esta etapa, coinciden una serie de cambios en la vida. A los cambios hormonales se les puede atribuir un par de kilos (directos al michelín). Los demás kilos vienen como consecuencia de otros cambios.

Tus niños han crecido ya. Antes requerían mucho tiempo, pero ya no te necesitan tanto, es más, puede que incluso los tuyos se hayan ido a estudiar a otra ciudad. Dispones de más tiempo para ti, ¡por fin!, pero echas de menos lo anterior. Y ya que no tienes que estar pendiente de sus comidas, ya no preparas la comida ni para ti: «total, si yo me apaño solo con un pinchito y 1 vino. Luego me tomo un café con leche y un poquito de chocolate y no tengo ni que manchar la cocina».

Tus padres se van haciendo mayores y quieres dedicarles más atención. ¡Los años pasan para todos! Y os tomáis juntos un café con leche con pastitas o unos trocitos de queso con un poco de cava.

Como ya has oído que en la menopausia se engorda, tú empiezas a «cuidar tu alimentación», para que a ti no te pase. Y dejas de comprar pan, pero te comes unas cuantas tostadas con cada comida; compras jamón de york y fiambre de pavo, porque parece que no comes nada y además es lo que te sugieren los anuncios; los yogures desnatados, por supuesto; y también otros productos «light» y «saludables». (Aquí te dejo un par de artículos que escribí sobre ellos: «Yogures: yogur y postres lácteos», y » Yo no como comida basura. ¿Estás seguro?»)

Ya ves, no es solo el cambio hormonal el responsable de esos kilos que se te van pegando.

«Entonces, ¿tengo esperanza?»

Claro que la tienes. Aunque como antes era antes, y ahora es ahora, no esperes bajar de peso con la misma facilidad con la que bajaba cuando tenías 30 años. Igual te anima este comentario de una paciente:

«Como mejor que nunca. Incluso como comidas que antes no me permitía comer, que me las prohibía, y encima no adelgazaba. Ahora he adelgazado y además, me siento fenomenal».

Tú sigues siendo tú, pero tu cuerpo cambia. Y es que la luz del atardecer es distinta que la de la mañana.

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